martes, 14 de diciembre de 2010

Navidades de ensueño en París



Ciudad de la lumière, de l’amour, de la mode, de la cuisine… París es, sin duda, eso y mucho más y uno de los mejores momentos del año para conocerla es la Navidad, cuando sus calles se inundan de luces y color, adquiriendo un ambiente todavía más especial y romántico de lo habitual. Eso sí, conviene no olvidarse del paraguas, porque si hay otra cosa que caracteriza a esta inolvidable ciudad es la lluvia.
Una de las imágenes más impactantes en estas fechas es precisamente la Avenida de Los Campos Eliseos, con sus 2 km de largo iluminados, desde el Arco del Triunfo hasta la Plaza de la Concordia. Se considera una de las avenidas más bonitas y elegantes del mundo y en ella se encuentran todas las tiendas más exclusivas de la capital. Aunque al principio nos impresione su longitud y aunque los elevados precios nos impidan comprar nada, merece la pena recorrerla por completo.
Al comienzo de la avenida nos topamos con la Plaza de la Concordia, la más grande de París, en cuyo centro hay un obelisco de granito rosa de 23m de altura, que procede del Templo de Ramsés en Tebas, y en navidades instalan una gigantesca noria desde la que hay estupendas vistas. Al otro lado, en el extremo oeste de los Campos Eliseos, encontramos el conocido Arco del Triunfo y, desde su mirador, puede admirarse la avenida hasta la Plaza.

Lo indispensable, además de la Torre Eiffel

Ni que decir tiene, que una de las visitas obligadas en París, sea la época del año que sea, es la Torre Eiffel, el símbolo más representativo de la ciudad. Para subir a ella tenemos varias modalidades, ya que existen tres plantas distintas a las que podemos acceder, bien en ascensor, lo más cómodo, o bien por las escaleras. Si subimos hasta arriba del todo, a 276 metros de altura, las vistas panorámicas son impresionantes, aunque todo depende también de las condiciones meteorológicas. Además, en estas fechas, en el primer piso se coloca una pista de hielo de 15 por 7.5 metros cuyo uso es libre para todos los visitantes presentando el ticket de entrada a la torre.
Otro de los símbolos de la ciudad es la Catedral de Notre Dame, situada en la Isla de la Cité, y en cuya plaza se instala un gigantesco árbol de Navidad de unos 20 m de alto que la hace todavía más impresionante. Para disfrutar aún más de esta obra maestra del gótico, podemos subir por la torre norte hasta la azotea de la fachada occidental y disfrutar de las vistas y de las imponentes gárgolas que la decoran.
Asimismo, otras de las joyas que esconde París son las imponentes vidrieras de la Santa Capilla (Sainte Chapelle), oculta en el recinto del Palacio de Justicia, y la basílica del Sagrado Corazón (Sacré Coeur), que se alza en la cima de Montmartre, el punto más elevado de la ciudad. Para disfrutar de las vistas, podemos acceder por la escalera o utilizar un funicular. Una vez arriba, lo más recomendable es dar un paseo desde la mítica Place du Tertre hasta llegar al famoso Moulin Rouge. Además, es una excelente zona para comprar souvenirs de todo tipo y hay muchos restaurantes.

¿Vamos de museos o de compras?

Cualquiera de las opciones es buena. Si nos decantamos por los museos, está claro que debemos empezar por el Louvre, uno de los más importantes del mundo, aunque al principio su inmensidad puede abrumarnos un poco. Lo mejor es planificar la visita y saber de antemano que obras queremos ver, sin olvidarnos de no perdernos La Gioconda (la famosa Mona Lisa) de Leonardo Da Vinci, aunque suele estar inmersa entre un aluvión de visitantes y cámaras de fotos.
También destacan el Museo D’Orsay y el Museo Rodin. El primero se encuentra en una antigua estación de tren y alberga una gran colección de obras impresionistas, postimpresionistas y art nouveau, destacando la Habitación en Arlés de Van Gogh y el propio reloj de la antigua estación. El Museo Rodin se trata de un antiguo hotel que acoge la obra de Auguste Rodin y en él destaca su espléndido jardín de rosas lleno de esculturas y rincones para descansar.
Además, es interesante saber que, si tienes menos de 26 años podrás visitar todos los museos de Francia totalmente gratis. Se trata de una iniciativa que quiere fomentar que los jóvenes acudan a los museos y que viene que ni pintada a la hora de aprovechar para hacer turismo allí.
En cuanto a las compras, además de las inaccesibles tiendas de los Campos Eliseos, que merece la pena visitar aunque no compremos nada, no podemos perdernos las Galerías Lafayette, con su espectacular cúpula de cristal, que en Navidades se completa con la decoración y un gran árbol de Navidad situado en el centro. Sin embargo, en cuanto a grandes almacenes, los más accesibles económicamente son los Printemps y, si lo que queremos es ir de tiendas, las mejores zonas son Marais, Ópera y la Plaza de la Madeleine.
Para los amantes de los mercadillos, uno de los más grandes es el de la Esplanade de la Defense, donde encontramos todo tipo de gastronomías típicas de estas fechas, y otro de los más conocidos y originales es el de Les Cabanes de Montparnase.

Detalles para completar la magia

La mejor manera de completar la visita es con un crucero por el Sena. Son muchas las compañías que te ofrecen este servicio, que puede ser de día o nocturno e incluso incluir la cena. Todo depende del plan que te interese y del dinero que estés dispuesto a gastar. El crucero sin más es apto para todos los bolsillos y una manera estupenda de disfrutar de la ciudad. Si vas en pareja, lo mejor es que lo hagas por la noche, ya que resulta realmente romántico ver todos los edificios iluminados, en especial, la Torre Eiffel.
Si te gusta el lujo y el teatro, no puedes perderte la Ópera Garnier, también conocida como Palacio Garnier, un lujoso teatro de la ópera cuyo lujoso interior es impresionante y donde en la actualidad se ofrecen espectáculos de ballet y baile moderno, dejando la ópera para la moderna Opéra Bastilla. Se puede visitar el edificio o el museo, aunque lo mejor es visitarla cuando hay algún espectáculo, ya que te sentirás transportado a otra época.
Por último, para los más pequeños y para los que no lo son tanto, resultará inolvidable pasar, al menos un día, en Disneyland, que cada año recrea un ambiente navideño excepcional, con espectáculos, increíbles decorados, música y muchas sorpresas que trasladaran a los visitantes a la Navidad más mágica de todas. Además, no hay excusas, ya que el trayecto del centro de París a la estación “Marne-la-Vallée/Chessy-Parcs Disney” es de 35-40 minutos y te deja justo a la entrada del parque.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Milán, la ciudad donde no todo es moda

Roma, Venecia, Florencia…ciudades italianas que enamoran al turista español. Sin embargo, hay otro lugar, situado al norte de la ‘bota’, que también encandila a quien lo visita: Milán.

La plaza del Duomo, corazón y emblema de Milán

Milán, capital de la región de Lombardía, y segunda ciudad más grande de Italia, no es solo la cuna de la moda. Es una ciudad única, donde la cultura impregna todos y cada uno de los rincones y por la que pasear se convierte en un placer debido a sus extensas zonas peatonales.
Centro neurálgico de obligada visita para los amantes de la ópera, Milán posee un atractivo turístico único al que se unen la amabilidad y calidez de sus habitantes y sus costumbres. No debemos olvidar tampoco su cercanía, pues en apenas dos horas en avión desde Madrid podemos llegar allí. Opciones para ello no nos faltan, pues las compañías lowcost como Ryanair, y también EasyJet, ofrecen vuelos realmente económicos, sobre todo si los compramos con antelación, aunque haya que tener cuidado con la letra pequeña.
Si visitamos Milán es obligado contemplar desde todas las esquinas la plaza del Duomo y su catedral, que recibe de la primera el mismo nombre. Su estilo gótico y su tamaño (157 metros de largo y 45 metros en su parte más alta) la convierten en una de las más espectaculares construcciones no solo de Italia sino de Europa. El visitante, además, tiene la opción de contemplar unas maravillosas vistas de la ciudad desde lo alto del ‘templo’, eso sí, previo pago.
Sin salir de la grandiosa plaza podemos ver también la Galería Vittorio Emanuele, que destaca por su gran cúpula central y su techo, hecho a base de cristal y hierro. Pasear por el interior de la misma y posteriormente salir a la calle por la puerta que da a la plaza del Duomo es una sensación única y a la vez impactante. Por el interior de la galería, que tiene forma de cruz y, por lo tanto, cuatro entradas o salidas, podemos ir de compras por las lujosas tiendas de Armani o Prada y comer mientras vemos pasar a los viandantes y oímos tocar al pianista que se pone en el centro de la misma, aunque para ello hay que tener la cartera repleta de billetes, cosa complicada en los tiempos que corren. Por eso, conformarnos con pasear por dentro de esta majestuosa construcción o contemplar las librerías de su interior ya es todo una suerte.
Atravesando la galería, al otro lado de la Plaza del Duomo, nos encontramos con el imponente Teatro alla Scala, uno de los más famosos del mundo, punto de obligada visita para todos los amantes de la ópera.
En una escapada a Milán no podemos olvidar visitar tampoco el Castello Sforzesco, un castillo del siglo XV construido por la familia Sforza. Tras este se encuentra el pulmón de la ciudad, el Parque Sempione. Lo ideal es pasear por la zona a media tarde y cuando caiga el sol aprovechar para dejarnos caer por uno de los muchos bares que hay por la zona y disfrutar de lo que se llama la hora feliz de los aperitivos. Pagaremos siete euros por una cerveza, un poco caro, pero a cambio podremos cargar las pilas si luego vamos a salir de marcha. Pizza, alitas de pollo, ensalada…todo ‘gratis’. Eso sí, y como ya hemos dicho, pagando un precio algo elevado por la consumición. Nada extraño, pues estamos hablando de una de las ciudades más caras de Europa.
Bien entrada la noche, en cuanto a precios se refiere, la cosa no cambia. No esperemos encontrar copas baratas, pues no bajan de los 8 euros. La mejor zona para salir quizás sea Corso Como. Los locales son variados, aunque siempre con un estilo fashion característico, y bastante caros comparados con nuestro país.
Si después de unos bailes y unos cuantos combinados, o no, queremos alargar la noche y apurar el último segundo de nuestro tiempo en Milán podemos optar por ir a Alcatraz (Via Valtellina, 25), una discoteca en la que es probable que nos encontremos a algunos españoles de turismo, como nosotros, o estudiantes de Erasmus.
Al día siguiente si todavía nos quedan fuerzas nada mejor que unas compras por Via Montenapoleone, la principal calle comercial de Milán, aunque, como ya hemos dicho, volver con’ regalos’ no es barato . Otra opción un poco más económica, sobre todo para los amantes del arte, es ir a ver la archifamosa pintura ‘La última Cena’ de Leonardo Da Vinci, que ha sido restaurada y se exhibe en el convento dominicano de Santa Maria delle Grazie. El problema es que por lo general hay una lista de espera de dos meses para verla, excepto en días sueltos y horarios poco populares, así que si se quiere contemplar esta obra maestra debemos reservar la visita una vez tengamos el viaje ya comprado y con bastante antelación.

Recomendaciones para ir a Milán:

-Recuerde ir muy abrigado, sobre todo en invierno
-Coja el vuelo con antelación pues se ahorrará un dinero importante. Ryanair es la opción más barata. El aeropuerto en el que nos deja esta compañía (Bergamo) está un poco alejado de la ciudad pero el ahorro merece la pena y además salen autobuses para Milán cada poco tiempo.
-Reserve el hotel cerca del centro, pues no tendrá que coger transporte, y mire las opiniones que dan los usuarios del mismo. Los hoteles en Milán no son como en Madrid. Recomendamos reservar a través de Booking.com
-Prepare la cartera si va de compras. La mejor opción para comer es tomar una pizza o pasta (generalmente y, lógicamente, rica y no muy cara) o aprovechar la hora feliz de los aperitivos a media tarde. Evite tomar cafés, sobre todo en el centro de Milán, ya que son caros.